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El uso de las redes sociales por parte de los migrantes nepalíes durante la pandemia

Larisa LARA-GUERRERO
30 Junio 2021

El uso de las redes sociales por parte de los migrantes nepalíes durante la pandemia

Por Upasana Khadka

Imagen: Nepalíes varados en Emiratos Árabes Unidos van en vivo a Facebook para contar sus historias después de no haber recibido el apoyo necesario de las autoridades. Fuente: Kalim Miya.

Con una ratio remesas-PIB de más del 25%, la migración internacional es fundamental para la economía de Nepal. Cada año, cientos de miles de nepalíes emigran, sobre todo a Oriente Medio y Malasia, para realizar trabajos temporales por contrato. Dado que la pandemia ha evolucionado de manera diferente en Nepal y en los países de destino, el uso de redes sociales por parte de los migrantes nepalíes puede verse a través de dos lentes. En primer lugar, cuando el COVID-19 afectó simultáneamente a los países de destino y a Nepal en 2020, las redes sociales ofrecieron un medio para que los migrantes varados buscasen información y ayuda de fuentes formales e informales. En segundo lugar, en 2021 una segunda ola ha devastado Nepal mientras que la situación es relativamente mejor en muchos países de destino, y las redes sociales han permitido a los migrantes en el extranjero prestar un apoyo vital a Nepal.

Primera ola: los países de destino y Nepal afectados simultáneamente

Miles de nepalíes en el extranjero quedaron varados debido a las restricciones de viaje y los confinamientos en respuesta al COVID-19. Muchos quedaron en un limbo como resultado de la pérdida de empleos, el vencimiento de contratos y la cancelación de los vuelos por las prohibiciones de viaje repentinas. El distanciamiento social era difícil en habitaciones estrechas con baños compartidos deficientes y comedores abarrotados. Esto, sumado a unas tasas de incidencia más bajas en Nepal durante los primeros meses, hizo que Nepal se considerase relativamente más seguro, lo que incrementó la presión para regresar a casa.

En medio del caos, las redes sociales fueron fundamentales para que los migrantes se conectaran no solo con sus familias en los países de origen, sino también con redes formales e informales en el extranjero. Proporcionaron una plataforma para que los migrantes expresasen sus preocupaciones y accediesen a información actualizada sobre los protocolos de COVID-19 para viajes, cuarentenas y distanciamiento social en Nepal; así como para buscar ayuda alimentaria y material proporcionadas por redes formales e informales. Las páginas de Facebook de las embajadas y las administradas por grupos de migrantes nepalíes y líderes comunitarios se convirtieron en recursos indispensables. 

En las páginas de Facebook y grupos de redes sociales (IMO, WhatsApp, Viber), se ampliaban las llamadas de ayuda y se respondían las consultas. Las embajadas ubicadas en las capitales coordinaron distintos grupos en redes sociales con el fin de movilizar a los grupos de migrantes y líderes comunitarios dispersos por todo el país para proporcionar alimentos y otra asistencia material. Los gobiernos de los países de destino, como Qatar y Corea del Sur, también aunaron fuerzas para transmitir anuncios de servicio público en nepalí a través de las redes sociales y de la radio con el apoyo de los líderes de la comunidad nepalí.

Un ejemplo notable es un programa semanal informativo en vivo a través de Facebook dirigido por la Embajada de Nepal en Malasia. Los funcionarios de la embajada transmiten información importante a los nepalíes, mientras responden sus consultas. Dado que las embajadas tenían escasez de personal y no podían atender el aumento de llamadas recibidas, este programa facilitó la comunicación bidireccional con una gran cantidad de migrantes. Las redes sociales también permitieron a los profesionales médicos nepalíes en el país de destino ofrecer servicios de telemedicina en el idioma local, aunque ni siquiera existiese una infraestructura formal para los servicios de consulta remota.

Aún así, el apoyo a la población migrante resultaba insuficiente y el volumen de problemas era demasiado grande para superarlo. Es interesante señalar que los migrantes varados recurrieron a las redes sociales para exigir responsabilidades a las autoridades. Al compartir sus historias a través de videos en vivo de Facebook en respuesta a la apatía de las embajadas, sacaron a la luz las realidades sobre el terreno y las carencias del sistema de asistencia, indignando lo suficientemente a la opinión pública y a los medios nepalíes como para exigir su protección y repatriación. Las imágenes que aparecieron en las redes sociales se extendieron como la pólvora y se convirtieron en símbolos de la pandemia. En Kuwait, los vuelos de repatriación de trabajadores indocumentados patrocinados por el gobierno kuwaití se retrasaron debido a las normas contradictorias que el gobierno de Nepal había establecido para los vuelos entrantes. En los Emiratos Árabes Unidos un grupo de trabajadores indocumentados abandonados por su empleador no recibió apoyo por parte de la embajada de Nepal. En ambos casos, estas apariciones en Facebook en vivo como último recurso y la consiguiente presión pública obligaron a las autoridades a responder.

Otros migrantes fueron más cautelosos a la hora de compartir información porque temían represalias. Compartieron fotografías de sus condiciones de vida y trabajo desde el anonimato con activistas y medios de comunicación. Entre ellos, Yubaraj Khadka, de Top Glove en Malasia, fue despedido luego de ser identificado como el denunciante que había filtrado imágenes que demostraban la falta de distanciamiento social en su lugar de trabajo.

Segunda oleada: Nepal es un foco de la pandemia, mientras que varios países de destino importantes (a excepción de India) están relativamente bien.

Nepal sufre el impacto de una segunda ola de COVID-19 que ha desbordado sus infraestructuras sanitarias. Los migrantes en los países de destino que han regresado a sus trabajos han vuelto a recurrir a las redes sociales para ofrecer su ayuda al país. Con una campaña llamada “Déjennos enviar oxígeno a Nepal y salvar vidas”, los migrantes en Oriente Medio lograron recaudar donaciones de cientos de migrantes en toda la región para enviar 560 botellas de oxígeno ya que en Nepal escasea. Según los coordinadores de la campaña, las redes sociales posibilitaron la planificación y ejecución de esta acción.

Un largo camino por recorrer

A pesar del papel habilitador de las redes sociales, las lagunas persisten.

Las prohibiciones de las plataformas de voz sobre IP como Facetime y Whatsapp en varios países del Golfo suponen un obstáculo. En muchos casos los empleadores restringen el uso del teléfono, especialmente en el caso de los trabajadores domésticos, debido a la desconfianza y las preocupaciones sobre la privacidad o la productividad. Además, el acceso a teléfonos inteligentes e Internet puede resultar difícil, e incluso el nivel de alfabetismo funcional es un desafío. Hay formas de evitarlo: algunas aplicaciones de redes sociales tienen opciones de grabación de audio para quienes no saben leer, y la mayoría de las personas migrantes viven en espacios compartidos. En el caso de sectores aislados como el trabajo doméstico, el boca a boca a través de redes personales o migrantes del barrio, por ejemplo en los comercios que frecuentan, pueden ser recursos importantes para conectar con líderes migrantes o con las autoridades pertinentes. Pero muchos migrantes continúan quedándose al margen del sistema.

La difusión de desinformación, incluidas las noticias falsas que buscan infundir miedo, puede ser especialmente perjudicial durante situaciones de crisis. Además, las autoridades como las embajadas aún tienen que aprovechar todo el potencial de las redes sociales para involucrar a los migrantes, por ejemplo a través de iniciativas tangibles de sensibilización o de telemedicina. Por último, si bien las redes sociales permiten a los migrantes compartir sus realidades, el miedo a las repercusiones en un clima de mayor vigilancia y preocupaciones por la privacidad a menudo impide que los migrantes alcen la voz.

A pesar de estas brechas en la inclusión y accesibilidad de las redes sociales, la pandemia ha puesto el foco en su potencial para transformar la manera en que los migrantes se comunican con sus familias en sus países de origen y con las comunidades de migrantes en los lugares donde se encuentran.

Upasana Khadka es consultora para el Banco Mundial en materias de movilidad laboral en Asia. Anteriormente trabajó como asesora política y experta en migraciones en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MOLESS) de Nepal. Como columnista del Nepali Times (“Movilidad laboral”) analiza las tendencias que afectan a los trabajadores nepalíes en el extranjero y ha hecho reportajes desde Nepal, Líbano y Malasia. Tiene un MPA/ID de la Kennedy School of Government por la Universidad de Harvard y un grado interdisciplinario en Economía y Matemáticas por el Reed College.

Este artículo forma parte del número "Empoderar a las diásporas globales en la era digital", una colaboración entre Routed Magazine e iDiaspora. Las opiniones expresadas en esta publicación son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) o de Routed Magazine.